Mostrando entradas con la etiqueta Publicado en 1996. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Publicado en 1996. Mostrar todas las entradas

sábado, 12 de mayo de 2007

¿Será mejor la obscuridad?

El cielo no tenía buen aspecto. Parecía enfermo. La melancolía se desplazaba por las nubes, como cuando la lluvia se cansa de su ciclo infinito.
¿Será mejor la obscuridad?
La tarde llegó corriendo. Venía apurada, como si le doliera tanta pena. Sonrió sin mucho afán. Fue como la luz de una vela, frágil, pero empeñada en alumbrar a pesar del viento. Sus intentos no duraron mucho, la obscuridad acabó con ellos. El cielo no tenía buen aspecto.

El silencio y las voces

El silencio jugaba con las voces que el viento traía desde muy lejos. El sol no lograba calentar la atmósfera. Las hojas de los árboles caían sin cesar. El silencio seguía empecinado en desvanecer los sonidos.
La monotonía penetraba hasta los huesos. El dolor ya no era inmediato. Me sente en el suelo. La calle estaba llena de personas, algunas eran conocidas, a otras jamás las había visto. Unos niños apresuraron el paso. El cerco humano era cada vez más estrecho. Obscurecía cuando reconocí mi propio rostro entre la gente. Aquella visión fue interrumpida por una persona que me tomó con cuidado entre sus brazos.
-Murió-, dijo.
El silencio jugaba con su voz.

El concierto

Un suspiro de soledad se ahogó en su alma. En el silencio remarcado por la lluvia, la música alentaba ritmos en su corazón, aunque la mente deseaba poner punto final a todo. Una orquesta llenaba los espacios donde la tristeza se negaba a retirarse. El dolor prevalecía en aquella atmósfera, al mismo tiempo que la luz luchaba con la obscuridad. Sus ojos, de color café obscuro, lloraron por dentro. El agua caía y mojaba la vida, la muerte. Trató de sonreír, aquella música entraba por la piel, hasta su alma. Más allá de la dicha se encontraba la pena. Las notas eran su aliento y también el ahogo.
Un concierto para piano comenzó en aquel momento, era del mismo autor y pareció intensificar la obscuridad. Aquel concierto reflejaba, como siempre, sus sentimientos. La vida se fugaba con el aire, con la libertad, con la vida misma. A veces era mágica y a veces un hechizo maligno.
Al concluir el concierto, no hubo nada que indicara como retomar el rumbo.