martes, 31 de julio de 2007

Claro oscuro

Claro oscuro. Claro oscuro. Claro oscuro. Avanzamos al sol, tan despacio que se aleja cada vez más. En su escondite nos confunde con tenues líneas naranjas. Al contacto con la noche el color se torna púrpura. Claro oscuro. Pise la tierra vieja y no pude más que añorar la mía; cada rincón me habló de su edad, indiscutible, no por los años, sino por el desarrollo. No por el tiempo, sino por las personas que hicieron cada época. El sol incontenible en el océano fue aplastado por muchedumbre cansada y pedante. Por el frío de su corazón astiado; sólo es el primer mundo, no el mejor. Yo no pude entenderles más que a otras personas. Más ni mejor que a Enrique, inseguro del lugar en donde vive y la vida que lleva, defraudado de sí mismo, buscando en las letras y la historia, en otros mundos lo que él no tiene. Tampoco más ni mejor que Rodrigo, el hombre que sigue mis pasos aún a siete horas de distancia, sobre el mar y a décadas de diferencia. Él, que se ha inventado un mundo seguro, falso e inconstante; no más, no mejor que a mi, queriendo ser niña, creyendo ser mujer. 

El viaje comenzó hace meses, tenebroso y lejano; aún no termina, la vieja tierra me lo ha contado antes de mi regreso. El sol ahora está ahí, a través del ventanal; con olor a comida y personas trabajando, platos que van y vienen, recuerdo otro sol más cercano a mí, el movimiento continua, el frío también. Me detesto por no olvidarles estando allá, reclamo a la vieja tierra el nulo efecto mágico que causó en mi. La nave apuntó al horizonte. No vi el sol en mi partida, todo noche, siempre noche. Horas de tranquilidad, con los ojos cerrados y el olvido por un momento. La soledad aumentada cien veces no cedió espacio para mi. Fui fuerte. Cuando pisé SOL me derrumbé; no hubo emoción desbordante, solo extrañeza y más distancia a pesar del regreso. Claro oscuro. Claro oscuro. Claro oscuro otra vez.



*Escrito a finales del año 2004. 

2 comentarios:

Virgilio Sofistófeles dijo...

Oh, qué bueno encontrarte!

Virgilio Sofistófeles dijo...

Oh, y no has posteado desde entonces! XD

Siempre en Noviembre

Tierno y sutil acarició mi vida. Con bondad infinita curó soledades, y golpes acaecidos. Con paciencia recibió la impaciencia,  el vaivén de...