Tierno y sutil acarició mi vida.
Con bondad infinita curó soledades,
y golpes acaecidos.
Con paciencia recibió la impaciencia,
el vaivén del juego,
y el jalón de orejas de Bonita.
Sin pedirlo, el corazón de quien lo conocía fue suyo.
Y con ojos apacibles y llenos de nobleza,
robaba miradas y sonrisas.
Mi Nacho llegó para convertir sueños en realidades, como magia de verano hasta el final de sus días.
Otra vez en Noviembre.
A mi Nacho.
28 de noviembre de 2022
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