domingo, 13 de mayo de 2007

La nada sin ti

Aquella vez corrí tan rápido como pude, como el viento me lo permitía. Detrás mío, a lo lejos, me mirabas, yo lo sabía. Supe que llorabas, tanto como yo.
Mientras seguía corriendo me pareció volar; tu vista ya no me alcanzaba, entonces paré. Sentí que me ahogaba, no se si fue por la forma en que huí o la razón que tuve para hacerlo. Así, poco a poco, en cada aspiración, la muerte entraba en mi. Pensé en descansar antes de morir, lo hice mientras soñaba contigo. Después... nada.

No hay comentarios:

Siempre en Noviembre

Tierno y sutil acarició mi vida. Con bondad infinita curó soledades, y golpes acaecidos. Con paciencia recibió la impaciencia,  el vaivén de...