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lunes, 5 de octubre de 2020

Ni poco más

Espero durante la noche una verdad que no llegó; una verdad hecha de desierto, olvidada en él. Su corazón, consumido con lentitud por la rabia voraz que sentía, la rabia de la verdad, se volvió cenizas: lo único cierto y constante seria su soledad, la elección siempre equivocada; nunca ser elegida, ni primera ni última. Ni poco más. No había Misterio, no había nada para ella dulce o permanente, nunca lo hubo; jamás besos o consuelo. Si el esfuerzo inagotable de vivir, solo eso. La furia pasó y Eloísa lloró en calma, mientras escribía, sumuda en ese único camino sin nada para asirse, ni recuerdos de verano o sonrisas en el frío París. Entonces cerró los ojos , abrazó la certeza de su suerte y en un suspiro soltó la calidez del cuerpo, de la esperanza y de la vida. Eloísa no volvió a sentir, ni poco más. *Escrito en julio de 2020.

jueves, 29 de noviembre de 2007

No soy

"Podria coger cualquier autobus con tal de un beso más...." Idiota, Nena Daconte.

 No quiero pedirte amor, ni perderte; no quiero temer a tu partida, ni a que tus besos sean rutina. No quiero ser la mujer de tu vida si he dejado de ser tu sueño. No quiero ver al suelo en vez de verte a la cara; no quiero ocultar mi rostro tras tu desaparecida confianza. No puedo controlar el miedo, tu miedo. Ni convencerte del mío. No puedo... ...no quiero ser la idiota que corre tras tus besos, tras tus sueños, en pos del amor que hubo y no es. Que se fue. No quiero juzgar tu juicio, ni tu distancia. Ni las fotografías perdidas tras tu individualidad privilegiada. Perderme entre tus ocupaciones, desaparecer de tu vista; despegarme de tu vida, no quiero. No quiero ser invitada a tu recamara, ni estorbo en tu cama. No quiero irme, ni que te vayas, intercambiar papeles llenos de miedos, ni perderme los anhelos. ¡No quiero!, ser la idiota que camina tras tu senda, tras tus ojos, tratando de ser la luna que ya no buscas en el cielo oscuro, ni en la poesía escrita en tus manos, que ya no escriben mas... No quiero que ya no me quieras como me quisiste, ni quiero que me quieras como antes; no quiero llorar, no puedo y sin embargo lloro con tu ausencia en el silencio y la esperanza lenta de que me vuelvas a amar.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Olvido.

"Cuando la noche cae y la tristeza nos invade; cuando los que amamos comienzan a olvidarnos..." Ailed Álvarez 

 Ojalá que las nubes me borren de tu cielo profundo, que la noche me lleve de tu día lleno de sonrisas. Si no soy tu sueño idílico, si no soy tu deseo constante; si tu amor se deshace, que no perturbe yo ningún instante.

martes, 31 de julio de 2007

Amor acabado

En la calle deshojas tu espíritu, pierdes la mirada en un camino ajeno. Lo perturbas con tu aliento, con tu boca desesperada, que descorazona. Con tu tacto etéreo y frío congelas el alma, la absorbes, te la llevas con el viento que enardece las llamas, las provocas. Tu reflejo desfigura los finos rasgos, los rasga, te rompe en piel árida, roída; convierte tus ojos en vacío, cuencas inundadas de un frío adolorido, en miradas de un muerto que disfruta con matar. La sonrisa se transforma, es una serpiente que se mueve, queriendome alcanzar. Tu reflejo no eres tú, no pareces. Yo tampoco, el mío te persigue, te hurga, te ruega, los brazos son cuerdas que se extienden hacia ti. Mis ojos te gritan, te insultan, mi voz busca que tu nombre no suene a huecos, a distancias, sin sentido y con dolor. En la calle deshojas mi espíritu; mi mirada se cierne sobre tu camino sin espacio y solitario, lo alargas, lo abarcas, y cada vez lo envidio más. Ni mi tacto ni mi boca te alcanzan, pero te pertenecen, te los has llevado con mi alma; quimera que se desvanece en palabras pronunciadas por mis labios, heridas eternas que esperan sanar mis llagas en olvido. Amor acabado.


*Escrito entre 2001 y 2002.

viernes, 29 de junio de 2007

Una sombra en la fotografía

I.- A veces percibo su aroma, como si estuviera conmigo; cierro los ojos y su imagen me acompaña, pero cuando los abro, su rostro, su cuerpo, todo él desaparece. Es por eso que prefiero vivir con los ojos cerrados. Sin embargo, no puedo. 
II.- El agua de la regadera caía sobre mi cuerpo. Cada gota sabía a sal. En el espejo se reflejaba la luna llorando, sus lágrimas caían sobre mí. No el agua. Cerré los ojos un momento, él estaba ahí, otra vez. 
III.- Mis pies se mojaban con la lluvia. Esa noche no me importó, tenía que disfrutar del sueño; imaginar que cada gota que caía sobre mí era una parte de él. 
IV Mi sombra lucha, pero jamás gana. Se opone, aunque yo permito que él y su esencia se adentren en mí. V Un beso en la mejilla y un abrazo interminables, como el sueño donde los imagino. Nunca logro quedarme ahí, siempre despierto. VI Encontré una fotografía junto a mi cama, la observé, luego la metí en un cajón para que no se fuera, como se fue él. Me aferré al recuerdo de su aroma. Esta impregnado a mí. Mi sombra no escapa. Queda atrapada en la fotografía junto a su imagen.


*Escrito en noviembre o diciembre de 1996 (tal vez).